A propósito del articulo escrito por el señor Olarte el pasado día 25 de noviembre en el diario “El Progreso”, en el que, con muy mala leche, afirmaba lo carísima e innecesaria que resultaba la clase de Religión, he de decir que como padre me siento indignado. Ejerciendo un derecho fundamental siempre he matriculado a mis hijos en Religión y a lo largo de estos años me he encontrado con docentes maravillosos y muy bien preparados que sirviéndose de esta asignatura, han inculcado en mis hijos el sentido de la responsabilidad, la satisfacción del trabajo bien hecho, la admiración por el arte, la música, la literatura.., pero, sobre todo, la empatía y la tolerancia (tan escasas en nuestra sociedad) ; todo esto mientras los alumnos matriculados en alternativa, actividades de estudio o como quiera que se llame, disfrutaban del aula de informática, del patio o del bar sin que los profesores apenas puedan hacer nada.
La crisis que vivimos no es solo una crisis económica sino también una crisis moral y de valores; si encontramos en nuestro camino a alguien o algo que aporte un poco de sentido a la vida de nuestros hijos e hijas, aprovechemos la oportunidad.
Mi agradecimiento más profundo a todos los profesores, en especial a los de Religión, por contribuir a la educación integral de mis hijos.
Arsenio Rodríguez