“Exconvicto” es una palabra que no resulta agradable porque nos centramos menos en “ex” y más en “convicto”. Es una equivocación, un prejuicio que tenemos que superar.
Dice el Padrenuestro “perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Tenemos que perdonar a los que nos ofenden, a los que han cometido un error o un delito y han pagado por ello. La clemencia es parte de la redención, tanto para el que peca como para el que absuelve.
El perdón no es solamente una cuestión moral, sino también práctica. Si cerramos toda puerta a quien quiere reintegrarse en la Sociedad no le dejamos más salida que la reincidencia. Tenemos que darle la bienvenida, decirle “amigo, ven y no peques más”.
Somos seres humanos. Ninguno somos ángeles, ninguno somos perfectos. Todos podemos errar y todos merecemos una segunda oportunidad.